Michael, con su espíritu curioso y visionario, es un inventor nato. No vacila en seguir sus intuiciones para explorar nuevas vías, pero sin por ello perder su perspicaz sentido de análisis del mundo vinícola. Su mirada es al mismo tiempo transversal (en cuanto a los procedimientos a lo largo del ciclo del vino) y local (lo que le permite adaptarse a la diversidad de las prácticas según las regiones/denominaciones).

¿Cuál es su principal convicción? Elevar el nivel de exigencia en los tratamientos físicos del vino mejora la calidad de los resultados enológicos... siempre y cuando se integre la ciencia enológica en la respuesta técnica. Es así como Michael, enólogo de formación aunque también científico (autor de una tesis universitaria), ha dado todo su valor y sentido a la palabra enotecnia.

Filtración, equilibrios gustativos gracias a las técnicas de membranas, estabilidad del vino, embotellado, reacondicionamiento, medición de niveles, medio ambiente... Michael ha ofrecido soluciones nuevas para garantizar la buena vida del vino en múltiples sectores claves, incluso adelantándose a veces en varios años a las expectativas y a las necesidades del mercado, así como a las normas y la reglamentación vinícolas.

En la actualidad, Michael Paetzold sigue siendo la única empresa enotécnica nacida y desarrollada sobre la base de la innovación. El 100 % de nuestras prestaciones técnicas se han diseñado y puesto a punto en el departamento interno de I+D, con equipos ideados y fabricados a medida en nuestro propio taller de Cadaujac, sobre la base de decenas de patentes registradas.

Michael Paetzold es también el precursor de 2 proyectos de colaboración I+D con socios económicos y académicos apoyados por el Fondo Único Ministerial de Francia: MO₂VE (innovaciones productos/servicios para la gestión y el control de los gases disueltos en el vino) y Octave (visiones técnicas/científicas innovadoras para prevenir la aparición de defectos en la oxidación de los vinos blancos).